20 de febrero de 2023 Autora: Mireia Puntí
El retrato en los viajes: Más allá de una cara
El retrato puede definirse como la disciplina fotográfica que consiste en captar las características de un sujeto. Pero sería demasiado simple quedarnos solo con la parte física. En el retrato tenemos que incluir una historia, un mensaje, una emoción. Y aquí es donde la cosa se complica y a la vez se vuelve maravillosa. Además, en los viajes tenemos que buscar que aporte información de la cultura y el entorno social de la persona (cómo viste, dónde vive, qué hace…).
Consideraciones técnicas
- Enfoca a los ojos. La mirada alberga la fuerza en el retrato, por tanto debe estar perfectamente enfocada. No importa si otros elementos están desenfocados (como nariz u orejas).
- Utiliza una velocidad alta para que el sujeto no salga movido, ya que nadie está totalmente inmóvil como una roca. Te recomiendo disparar, por lo menos, a 1/125 segundos, aunque eso dependerá de la óptica utilizada. Si en el lugar hay suficiente luz para disparar a una velocidad más rápida, mejor.
- El fondo. Si aporta información sobre la persona, resulta interesante que utilices una focal más corta (que implica un ángulo de visión más amplio) y lo incluyas. Si es caótico o llama demasiado la atención, mejor que lo excluyas utilizando un teleobjetivo (que tiene un ángulo de visión más estrecho) y desenfocándolo (abriendo el diafragma).
- La dirección de la luz. Si pones al sujeto de frente al sol, seguramente cerrará los ojos o tendrá una expresión extraña ya que la luz directa le estará molestando. Una luz lateral resaltará los volúmenes y texturas de la cara y piel. El contraluz, en cambio, silueteará su pelo y contorno y no le molestará para nada.
- La calidad de la luz. La luz difusa es mucho más favorecedora que la luz dura. Una manera de conseguirla cuando viajamos es cuando el día está nublado, ya que las nubes hacen de difusor natural del sol, o cuando a la persona le llega la luz tamizada de forma indirecta a través de una ventana (evita el sol directo).
Más allá de la técnica
Ya hemos comentado que el retrato consiste en capturar algo más que la mera apariencia; se trata de plasmar las virtudes, el temperamento, el carácter, el alma del retratado.
Para ello lo ideal es conocer algo de la persona que estás fotografiando. Saber su historia, a qué se dedica, de dónde procede, qué le emociona, cuáles son sus sueños… te ayudará a que tomes un retrato más elaborado, que mires con más profundidad a la persona que tienes en frente, que vayas más allá de sus características físicas. Todo ello se traducirá en un retrato más interesante.
Conseguirlo es cuestión de tiempo. Cuanto más tiempo inviertas, más probabilidades habrá de que acabes consiguiendo un buen retrato. Las prisas no son buenas en esta disciplina. No hay que sacar la cámara de inmediato. Es mejor esperar que la persona se relaje y se sienta cómoda contigo. Entonces llega el momento de apretar el obturador y el retrato saldrá solo.
«Si sabes esperar, la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz» Steve McCurry
Con empatía siempre es mejor
Estoy convencida que gran parte del éxito de un retrato se basa en que el retratado se sienta a gusto contigo. La fotografía me ha servido de excusa para acercarme a personas e iniciar conversaciones que de otra forma no me habría atrevido, y así he conocido a gente de todo el mundo. Entre retratado y fotógrafo se establece un vínculo. A veces dura un instante, pero a veces ese primer “Te puedo hacer un retrato?” da lugar a amistades que se mantienen durante años. Hacer un retrato con tiempo y respeto es la oportunidad de, además de llevarte una buena foto, ganarte un amigo.
En este viaje fotográfico al Sáhara marroquí practicamos técnicas de retrato, entre otras, como paisaje y fauna.
