22 de marzo de 2022 Autor: Joan de la Malla
Fotografiar fauna desde una embarcación en el mar es una disciplina bastante compleja dentro de la fotografía de fauna y exige del fotógrafo una buena técnica de enfoque y el uso de los parámetros adecuados para tratar de maximizar las posibilidades de éxito.
Aunque a priori fotografiar desde una embarcación puede parecer una actividad parecida a hacerlo desde un vehículo en movimiento, la embarcación y el entorno marino presentan unas características únicas que hacen que, en realidad, no sean situaciones tan equiparables como puede parecer a primera vista.
En primer lugar, hay que recomendar que aquellas personas propensas a marearse tomen las precauciones necesarias (biodramina o similar) para minimizar este efecto. El mareo no solo es desagradable sino que hace empeorar dramáticamente nuestras imágenes, pues ni nuestro estado de ánimo ni nuestras habilidades se encuentran en condiciones óptimas para la práctica fotográfica. Además, el agua de mar es un agente dañino para nuestros equipos fotográficos así que en el caso de mala mar o salpicaduras es más que conveniente tratar de proteger los equipos en la medida de lo posible con fundas o plásticos.
A diferencia de un vehículo terrestre, una embarcación se mueve en tres dimensiones de forma impredecible, haciendo que encuadrar sea una tarea mucho más compleja. Si a esto sumamos que podemos fotografiar a sujetos que se sumergen, como mamíferos marinos, la complicación aumenta. Cuando fotografiamos sujetos que se sumergen puede venir bien fotografiar mirando por la pantalla de la cámara en vez de a través el visor si utilizamos una cámara mirrorles (ya que, a diferencia de las cámaras réflex, la eficiencia del autofoco no varía al utilizar el visor o la pantalla en este tipo de equipos). Al hacerlo podremos controlar mejor el entorno y tratar de anticipar el comportamiento de nuestro sujeto. Además, al utilizar la pantalla podremos utilizar gafas de sol (muy convenientes en el mar) y si estas son polarizadas permitirán una cierta “visión subacuática” al evitar los reflejos de la superficie acuosa y nos ayudarán también a anticipar la acción. De paso, utilizar la pantalla minimizará los posibles mareos acentuados por fotografiar a través de un visor. Estos consejos, aunque también son aplicables, no son tan relevantes si por ejemplo fotografiamos aves marinas. En este caso yo prefiero utilizar el visor ya que me permitirá un mejor manejo de la cámara y visualizaré mejor la imagen si las condiciones de luz son muy intensas.
En este tipo de fotografía, el reto más importante es lograr enfocar y mantener a foco a los sujetos. Especialmente si estos se sumergen. Los modernos sistemas de autofoco inteligente han facilitado mucho la vida a los fotógrafos de fauna pero, sin embargo, siguen siendo ineficientes en un entorno como el mar. Mi recomendación es disociar enfoque y disparo y trabajar con los modos de seguimiento del autofoco. A la hora de elegir una área de enfoque, a diferencia de otras situaciones como por ejemplo aves en vuelo (donde a menudo utilizo áreas medianas de enfoque), prefiero utilizar una área de enfoque lo más pequeña posible ya que con áreas grandes es fácil que haya olas en primer plano que rápidamente sean detectadas por el autofoco de la cámara haciéndonos fallar el foco. El enfoque continuo disociado nos permitirá cambiar de sujeto rápidamente y, al tener disociados los botones de enfoque y disparo, podremos utilizar el dedo pulgar para mantener la cámara enfocando continuamente mientras utilizamos el índice para disparar fotos cada vez que veamos que tenemos un sujeto a foco.
Por cierto, aunque no confiaría ciegamente en la ráfaga de la cámara para este tipo de fotografías, siempre viene bien hacer varias en cada oportunidad para tratar de mejorar nuestras opciones de tener alguna foto a foco y bien encuadrada. Además, los estabilizadores de imagen que ya poseen hoy en día la mayoría de cámaras y/o objetivos son siempre bienvenidos en este tipo de fotografías. Hay que asegurarse que se encuentran activados. Del mismo modo, también los limitadores de distancias de enfoque de algunos objetivos deben ser comprobados, ya que si disparamos a sujetos a cierta distancia limitar el enfoque hará que la adquisición de foco por parte de la cámara sea mucho más rápida.
Con respecto al encuadre, recomendaría ser bastante conservadores y prever un cierto espacio alrededor del sujeto, más cuanto peores sean las condiciones del mar, pues es posible que en momento de disparar una ola cambie nuestra posición arruinándonos la fotografía.
Finalmente, en cuanto a la exposición, a mí me gusta trabajar en modo Manual con ISO automática. Esto me permite elegir una velocidad de obturación alta que pueda congelar la acción, como por ejemplo un salto o un vuelo (1/1600s aprox.), y mantener también el control del diafragma. El mar acostumbra a presentar un aspecto bastante homogéneo y esto hace que, hasta cierto punto, podamos cerrar el diafragma para aumentar la profundidad de campo sin que este enfoque del fondo afee demasiado la escena. Algo parecido pasa con las aves volando contra el cielo azul. Hacerlo es sin duda muy útil para maximizar nuestras posibilidades de lograr tener a foco a los sujetos que fotografiamos. Al trabajar en modo Manual con ISO automático podremos elegir tanto la velocidad como el diafragma que queramos según nuestras necesidades y la cámara compensará la luz con el ISO (que, aunque automático, no deberemos perder de vista para asegurarnos que se mantiene en un rango que nos parezca adecuado).
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