30 de agosto de 2021 Autora: Cristina Marco
Los viajes ayudan a encontrarnos y conocernos mejor a nosotros mismos en situaciones fuera de nuestro quehacer cotidiano. Las vivencias y el contacto con otras culturas diferentes y sus formas de vida, otros horizontes, expansionan nuestra perspectiva y comprensión del mundo, nos van forjando como personas e igualmente nuestra forma de comunicar e inmortalizar detalles e instantes, nos ayudan a formar y moldear nuestra propia visión, a registrar desde la intuición… que luego reflejamos en nuestras fotografías.
Cuando retratamos personas, animales, seres vivos… hacemos una captura literal de un instante de su intimidad; por eso debemos ser siempre cuidadosos y respetuosos a la hora de hacer esa pequeña invasión ya que no a todo el mundo le gusta. En definitiva, establecemos una conexión en ese instante que puede resultar muy bella.
En los viajes etnográficos nos impregnaremos de la magia y autenticidad de la cultura milenaria que suelen tener los pueblos que recorremos, mientras practicamos street photo en lugares pintorescos de curiosa arquitectura, pinturas de artistas que llenan las calles, oficios que se mantienen a lo largo de los siglos, la actividad de día y de noche de sus ciudades… cualquier aspecto que nos sorprenda.
Por supuesto, el retrato es fundamental en esta modalidad fotográfica, de manera que pediremos permiso para acercarnos a las que intuyamos que no tendrán problema en dejarse fotografiar, pero no hacerlo hasta que estemos seguros y tengamos su asentimiento. En mis viajes siempre me he encontrado con gente amable y hospitalaria que te acoge en sus hogares y comparte su modo de vida cotidiano.
Encontraremos mundos antiguos de colores llenos de magia y tradición, mercados y gastronomía variada, cocinada como se ha hecho siempre y que no ha perdido su carácter. Eso nos permitirá hacer fotografía de aproximación, naturaleza rica y abrupta a la vez que le dota de gran poder… y si podemos, también haremos caza fotográfica con aves y otros animales que nos iremos encontrando, eligiendo los mejores momentos de luz para poner en práctica diversas técnicas.
Para raelizar este tipo de fotografías en un viaje, recomiendo llevar un equipo con angular para paisajes, tele para retratos y fauna, trípode para largas exposiciones y fotografía nocturna.
Sin embargo, con cualquier equipo que tengamos podemos obtener buenos resultados y disfrutar: esa es la herramienta que nos permite expresar nuestra visión.
Aconsejo ir cómodos y lo más ligeros posibles para centrarnos en conectar con lo que nos rodea (lugares, personas y animales que nos vayamos encontrando). Si, además, tenemos el apoyo cercano de vehículos para los traslados largos y guías locales para que nos muestren los mejores rincones de cada lugar, entonces ya es una situación ideal. Como la que hemos creado para este viaje fotográfico al norte de Marruecos este mes de octubre.
De alguna manera la misión de los fotógrafos es documentar la vida que nos encontramos en nuestro propio viaje y poder mostrar todo aquello que conseguimos quizá ayude a conservarlo.
