28 de enero de 2021. Autora: Silvia Briegas
La disparidad del desarrollo económico y turístico entre la costa y el interior es una problemática que va más allá de nuestras fronteras. La despoblación del entorno rural y las dificultades para desarrollar un turismo sostenible en estas regiones, son comunes a muchos otros países y territorios.
El COVID-19 ha puesto el contador a cero y ha dado lugar a nuevas expectativas y necesidades entre los viajeros, que cada vez más buscan descubrir nuevos destinos que no estén masificados, en los que poder conocer la verdadera personalidad de sus habitantes y la cultura local más auténtica.
Así pues, las empresas turísticas tenemos en parte, la responsabilidad de crear actividades económicas que complementen el desarrollo local del interior, a la vez que preservamos los recursos naturales, patrimoniales y la forma de vida preferida por sus habitantes.
En Descubrir aumentamos nuestra apuesta por un turismo que, además de sostenible, sea regenerativo. Y nos hemos fijado en dos rincones poco conocidos de Europa donde los #buenosviajeros podemos ayudar a lograr un equilibrio entre el litoral y el interior a haciendo lo que más nos apasiona: viajar.
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Córcega
Antes de la COVID-19, Córcega recibía unos 3 millones de visitantes anuales, de los cuales, la inmensa mayoría se limitaba a quedarse en las zonas costeras.
Lo que no muchos viajeros tal vez no saben es que Córcega es un paraíso para los amantes de las caminatas y el turismo rural. Sus senderos y rutas se adaptan a todos los niveles, desde los más experimentados hasta los que sólo tienen ganas de dar un paseo en la naturaleza.
Algunos de los paseos más especiales que se pueden hacer en el interior de Córcega son llamados “sentiers des muletiers”. Son senderos que permiten recorrer a pie las distancias los pueblos de las zonas rurales siguiendo los antiguos caminos que usaban los muleros antes de la construcción de las carreteras.
Durante las caminatas, podrás descubrir las aldeas que conservan el auténtico carácter de la isla, y en los que se esconden placeres para todos los gustos, en especial, los gastronómicos.
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Cerdeña
Cerdeña no es sólo un destino de playa. El centro de la isla es totalmente ajeno a los ritmos de la costa.
Sus montañas, sus ruinas prehistóricas, fenicias y romanas, así como y sus reservas naturales, ofrecen experiencias muy variadas para viajeros de todas las edades.
Es un lugar ideal para vivir una aventura en familia. Su fértil interior rebosa de bosques y montañas que nos traen los efluvios de las a hierbas aromáticas. Sus costas se pueden recorrer a lo largo de los sinuosos caminos que rodean los acantilados, y sus pueblos y ciudades mantienen la esencia de antaño que quizá ahora echamos de menos más que nunca.
Además, cada estación del año tiene su encanto aquí. Como el otoño, una de nuestras favoritas para descubrir la isla ya que, en esta estación se celebran las jornadas de “Cortes Apertas” en la comarca de Barbagia.
Durante todos los fines de semana de septiembre a diciembre, cada una de las 26 aldeas que participan en las jornadas abren los patios de sus casas históricas para que los visitantes realicen un viaje hacia el corazón del arte, la artesanía y los productos de la tierra de la mano de sus habitantes.
¿Te gustaría viajar esta Semana Santa a una de estas islas?
Si la situación lo permite, hemos preparado dos viajes para descubrir Córcega y Cerdeña esta Semana Santa.
Si no es el momento, siempre puedes solicitarnos más información para viajar en un momento más propicio del año para volver a viajar.