24 de febrero de 2020. Autor: Manuel Pijoan, guía naturalista del safari
La mejor relación calidad-precio de África
Fui a ese destino, el más cercano de África tropical, con mi familia porque todos teníamos ganas de hacer un safari, pero no podíamos costearnos ir a Kenia, Tanzania o Sudáfrica. Nuestras expectativas eran limitadas, pero regresamos habiéndolas superado con creces, pues vimos grandes mamíferos en primerísimos planos y no sólo eso, sino que pudimos captar especies que en la práctica no podríamos fotografiar en ningún otro sitio, como el eland de lord Derby -un magnífico y enorme antílope que está muy amenazado de extinción-, el cocodrilo del desierto y el búfalo cafre occidental.
Cuando digo en la práctica, me refiero a que los demás países donde viven estas tres emblemáticas especies, como Mali, Camerún, República centroafricana, Guinea Conacri o Chad, son hoy en día muy peligrosos o de difícil acceso. Además, en el parque nacional Fathala, donde las vimos, gozamos de un lodge de lujo y tuvimos la oportunidad de caminar cerca de ellas -incluso del temible búfalo- y de otras especies tan hermosas como las jirafas, las cebras, los colobos rojos, los antílopes equinos…
Este comportamiento tan dócil y poco esquivo se extiende a las aves, de las que pudimos disfrutar mientras navegábamos plácidamente por los intrincados y salvajes bolongs o vías fluviales de los manglares, tanto del río Gambia como del inmenso delta del Sine-Salum, un lugar mágico que también nos ofrece unas magníficas y originales puestas de sol. Asimismo, en los manglares, saladares y sabanas pudimos disfrutar de aves tan características como los ibis, el águila calva o pigargo africano, el curioso ave martillo o el buitre palmero, etc. y algunos se atrevían a entrar en los jardines de los hoteles. Allí pudimos fotografiar, incluso con el móvil, pájaros de plumajes tan deslumbrantes como el gonolek, los estorninos metálicos o el martín pescador pechiazul, que es el ave nacional de Gambia.
Este país cuenta con más de 560 especies de aves, de las que el viajero en poco más de una semana podrá observar una buena parte y en muchos casos fotografiar tan de cerca que apenas necesitará el teleobjetivo. No es de extrañar, pues, que Gambia sea reconocido como uno de los destinos de observación de aves más gratificantes del mundo, lo que, aunado a los grandes mamíferos del Senegal, convierten este safari -el más económico de todos los destinos africanos- en uno de los más apetecibles del continente negro.